miércoles, 17 de abril de 2013

80 aniversario de Oscar de la Renta



Toda una Vida
Fuente: Revista Vogue, España, Nº 293, Agosto 2012

IBA PARA
INGENIERO, Y
SE CONVIRTIO
EN HISTORIA
DE LA MODA.
EN SU 80
CUMPLEAÑOS
CHARLAMOS
CON OSCAR
DE LA RENTA,
MODISTO DE
“SOCIALITES”,
“COUTURIER”,
LEGENDARIO
Y TESTIGO DE
MIL EPOCAS

La voz del diseñador suena pausada, grave y con un dulce acento dominicano al otro lado del hilo telefónico. «Coco Chanel una vez dijo que los cumpleaños solamente hay que recordarlos antes de los 18 y después de los 90», dice para, justo después, estallar en carcajadas. Expone la teoría de que estas fechas sólo le sirven a uno para recordarle que es más viejo: «Nunca hago nada especial, simplemente trato de olvidarlo». Este verano, Oscar de la Renta (Santo Domingo, 1932) cumple 80 años. Y aunque él haya pasado por alto el acontecimiento, el universo de la moda celebra tantas décadas de sensacional creatividad y devoción por las féminas. «Soy un gran admirador de la mujer. Y algo extraordinario es que he podido vivir en una época en la que he presenciado todos los cambios sociales hasta alcanzar su independencia». >Con una vida plagada de anécdotas y de apasionantes capítulos, la historia de esta leyenda viva de la industria fashíon parece imposible de resumir en unas pocas páginas. ¿Algunos ejemplos? Nunca ha ido a una escuela de moda, pero aprendió casi todo lo que sabe con Balenciaga; fue el primer americano en diseñar para una casa de Alta Costura francesa, Balmain; ha vestido a todas las primeras damas, desde Jackie Kennedy a Laura Bush («con excepción de Mrs. Obama>>); asistió a la fiesta mítica por excelencia, el Black & White Ball que ofreció Truman Capote en el Hotel Plaza en Nueva York en 1966; y tiene más amigos de los que pueda contar, entre ellos Julio Iglesias y Hillary Clinton. .. Pero vayamos por partes. «Soy de una familia donde éramos siete y yo era el único varón y el más pequeño. Si le hubiera dicho a mi padre que quería ser diseñador en aquella época se hubiera caído muerto, porque era algo completamente inaceptable», recuerda divertido. Por eso, en República Dominicana estudió el primer año de ingeniería —por aquel entonces quería ser arquitecto—, mientras lo compaginaba con clases de pintura. Pronto se dio cuenta de su verdadera inclinación, el arte, y tras graduarse en Santo Domingo en la escuela de Bellas Artes, se mudó a Madrid —varios amigos ya se habían trasladado aquí y el embajador en España era primo de su madre- y se matriculó en la Real Academia de San Fernando. «Siempre he sido un gran enamorado de España. Antes de irme a vivir allí ya tenía una gran influencia en mí, porque conocía toda la pintura española a través de los profesores que tuve. Eran todo pintores españoles que habían emigrado a Santo Domingo a raíz de la Guerra Civil». En realidad, la moda, llegó un poco por accidente. «Uno de mis compañeros empezó a hacer ilustraciones para revistas y casas de moda, y se me ocurrió que para ganar un poco de dinero extra podía hacerlo yo también». Carismático y extrovertido, en esa época ya había estrechado lazos con los diseñadores del momento y tenía amigos en el sector, como Elio Berhanyer. Por eso, precisamente, lamenta lo que pudo ser y no fue con la moda española. «Había tanto talento... Es una pena que con diseñadores como Balenciaga, Pertegaz y Elio Berhanyer, la moda española no supiera manejar la gran proyección internacional que pudo tener en aquel momento. La dejaron pasar e Italia se la quitó». Poco después empezó a trabajar en Eisa, la firma de Balenciaga, con la mediación de un amigo común —aunque Cristóbal siempre tuvo una gran aceptación, los números nunca fueron su fuerte y la empresa que llevaba su apellido quebró antes de que se proclamase la Segunda República. Poco después, reabrió de nuevo en San Sebastián, pero tuvo que hacerlo con otro nombre: Eisa, en honor a su madre—. «En realidad, yo nunca fui a una escuela de moda, pero tuve la oportunidad de observar muy de cerca, probablemente, al más grande diseñador del siglo XX». >













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